¿Ha oído hablar de un trastorno hemorrágico autoinmunitario poco frecuente denominado ITP? La sigla en inglés significa trombocitopenia inmunitaria, una afección difícil de escribir y más difícil de pronunciar, y probablemente un concepto del que haya oído hablar solo si conoce a alguien que lo tiene.
Esto es lo que debe saber sobre las causas, el diagnóstico y el tratamiento de la ITP.
¿Qué es la ITP?
La trombocitopenia inmunitaria (ITP) (antes conocida como púrpura trombocitopénica idiopática o púrpura trombocitopénica inmunitaria) es un trastorno hemorrágico autoinmunitario con el cual el sistema inmunitario por error ataca y destruye las plaquetas (las pequeñas células sanguíneas de forma irregular que desempeñan una función esencial en la coagulación de la sangre).
Cuando hay una lastimadura y se necesita un coágulo sanguíneo, las plaquetas se vuelven pegajosas y ayudan a taponar la herida. Atraen a otras proteínas del proceso de coagulación para formar un coágulo estable.
Con ITP, el sistema inmunitario por error genera anticuerpos que se pegan a las plaquetas y las marcan para que las destruyan el bazo y el hígado, y la sangre no puede coagularse con normalidad. Además, la médula ósea también puede generar menos plaquetas, y el bazo puede atrapar y retener más de lo habitual.
La ITP puede ser aguda (de corto plazo) o crónica (de largo plazo). La ITP aguda suele durar menos de 12 meses. Afecta en mayor medida a niños, a veces tras una infección viral como influenza o paperas, y es el tipo de ITP más frecuente.
La ITP crónica afecta principalmente a adultos y dura 12 meses o más. Puede aparecer después de una infección viral, con el uso de determinados medicamentos, durante el embarazo o como parte de un trastorno inmunitario. Según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, la ITP crónica afecta a las mujeres con una frecuencia de dos a tres veces mayor que a los hombres.
La ITP afecta cada año al menos a 3,000 niños menores de 16 años en los EE. UU., la mayoría de los cuales tienen entre 2 y 6 años al momento del diagnóstico, según la Platelet Disorder Support Association (Asociación de Apoyo para los Trastornos Plaquetarios). Se estima que 50,000 personas adultas en los EE. UU. viven actualmente con la forma crónica de ITP.
Los síntomas más comunes de ITP incluyen pequeños puntos rojos o violetas en la piel (denominados petequias), hematomas frecuentes o de origen desconocido, sangrado nasal o de encías frecuente, en especial después de tratamientos odontológicos. Las mujeres pueden tener menstruaciones más abundantes o prolongadas de lo habitual. La ITP también puede causar cansancio y afectar la vida cotidiana. En casos poco frecuentes, puede ser grave o potencialmente mortal.
¿Cómo se diagnostica la ITP?
No hay una sola prueba para detectar la ITP. Por lo tanto, la afección suele diagnosticarse cuando se descartan otros factores, como enfermedades subyacentes o medicamentos, y persiste el recuento bajo de plaquetas.
Además de averiguar todos los antecedentes médicos y realizar un examen, el médico suele solicitar las siguientes pruebas:
- Hemograma completo: Esta prueba mide, cuenta, evalúa y estudia ciertos aspectos de la sangre, incluida la cantidad de hemoglobina, el tamaño y la cantidad de glóbulos rojos, y la cantidad de los diferentes tipos de glóbulos blancos y plaquetas que se encuentran en la sangre.
- Frotis de sangre: Esta prueba se usa para confirmar la cantidad de plaquetas que se observan en el hemograma completo.
- Examen de médula ósea: Si los análisis de sangre muestran que el recuento de plaquetas es bajo, el médico puede recomendarle que se realice una prueba de médula ósea para ver si está fabricando suficientes plaquetas. Sin embargo, esta prueba no suele recomendarse para niños con sospecha de ITP.
Tratamiento para la ITP
Muchos niños con ITP se recuperan por sí solos en semanas o meses. Por lo tanto, en muchos casos, los niños se realizan análisis de sangre frecuentes para supervisar los niveles de plaquetas, pero no necesitan ningún tratamiento.
Los adultos con ITP suelen tomar corticoesteroides (ya sea prednisona o dexametasona), que suprimen el sistema inmunitario para reducir la destrucción de plaquetas. Otro posible tratamiento de la ITP es la inmunoglobulina intravenosa (IVIG, por sus siglas en inglés). Este tipo de tratamiento de anticuerpos proporciona un aumento rápido y a corto plazo del recuento de plaquetas, que es útil en caso de hemorragias agudas o antes de una cirugía. Las personas con sangre Rh positivo son candidatas a una infusión intravenosa de un fármaco llamado Anti-RhoD, que funciona de manera similar a la IVIG, pero es más económica y tiene un tiempo de infusión más corto.
Otros posibles tratamientos para la ITP incluyen medicamentos llamados agonistas del receptor de trombopoyetina (TPO-RA, por sus siglas en inglés), que ayudan a la médula ósea a producir más plaquetas, e inmunosupresores como azatioprina y ciclosporina.
Si los medicamentos no son eficaces, los médicos pueden recomendar una cirugía para extirpar el bazo, denominada esplenectomía. Las personas sin bazo deben tomar precauciones adicionales contra las infecciones debido a su inmunidad reducida.
Si tiene ITP, debe evitar la aspirina, el ibuprofeno y la warfarina, porque estos medicamentos pueden afectar la función de las plaquetas o la coagulación de la sangre, aumentando la probabilidad de hemorragias.