Cuando un niño tiene una afección médica crónica, esa situación afecta a toda la familia. Si bien puede causar incertidumbre y estrés, también crea la posibilidad de acercarse como unidad.
Por supuesto, intente decirle a un hermano o una hermana que no es el centro de atención continua de los padres. La rivalidad entre hermanos es normal, pero se puede amplificar cuando uno de los hijos necesita cuidado especial por un trastorno sanguíneo o hemorrágico hereditario y el otro no.
Sea consciente
Colin, el hijo de 7 años de Kate Bazinsky, tiene hemofilia A grave y requiere infusiones todos los días. Durante este proceso, le permiten elegir qué programa de TV ver para que se quede sentado. Consciente de que su hija Nora, de 9 años, puede sentirse desplazada, Bazinsky le permite elegir el programa cuando la familia mira TV por las noches.
“Es difícil para Nora porque la afección de Colin requiere mucha atención mía y de mi marido”, dice. “Por ejemplo, si planeamos hacer algo con Nora y Colin se lastima y tiene que ir al hospital, debemos cancelar el plan con Nora. Aunque logra manejarlo muy bien, sé que a veces se enoja y se resiente debido a estas interrupciones”.
Bazinsky dice que intentan mucho minimizar el impacto. En caso de que Colin tenga que ir al hospital, los padres de ella, que viven cerca, cuidan a Nora. “En lugar de ser una idea de último momento en el hospital”, dice Bazinsky, “puede hacer cosas divertidas con sus abuelos”.
Pruebe estos consejos
Susan Earl, una trabajadora social clínica con licencia de pacientes pediátricos de hematología en el Centro de Trastornos Hemorrágicos y de la Coagulación de Utah del hospital Primary Children’s Hospital de Salt Lake City, sugiere diversas formas para que los padres manejen los celos de los hermanos cuando uno de los hijos tiene una afección médica.
1. Comuníquese abiertamente. Sea honesto y simplifique, dice Earl. “Comience desde el inicio. Haga que el diagnóstico sea parte de la vida. Tendrá que señalar que el niño con un trastorno hemorrágico puede necesitar más ayuda y atención por momentos”.
2. Haga participar a los hermanos en el cuidado. Puede enseñarles a los otros hermanos que no tienen un trastorno hemorrágico a ayudar a su hermano o hermana, dice Earl. “Dígales que todos podemos participar”.
3. Asista a un campamento familiar. Muchas filiales de la Fundación Nacional de Trastornos Hemorrágicos ofrecen campamentos de verano para niños con trastornos hemorrágicos y algunas permiten que vayan los hermanos también. Es una excelente forma de incluir a los hermanos y las hermanas que podrían sentirse desplazados.
4. Apoye los intereses de su hijo. Descubra la pasión del hermano y apóyela, dice Earl. Celebrar un interés especial puede ayudar a fomentar el sentido de la individualidad en cada hijo.
5. Enséñele sobre la empatía. Tener un hermano con un trastorno es una oportunidad para enseñar sobre compasión e interés. Ayude a sus hijos a intentar entender qué sienten otras personas. Esto puede tener un doble efecto: el hijo con el trastorno hemorrágico puede entender mejor por qué su hermano o hermana a veces tiene celos.