Decoding Dizziness

Decodificación de los mareos

Conozca algunas de las causas más frecuentes y qué puede hacer.
Author: Donna Behen
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Todos hemos tenido un episodio de mareos al menos una vez en la vida (en general, de niños después de correr en círculos o de subir a un juego en un parque de diversiones). Pero, para algunos adultos, esa sensación inquietante de estar desorientados, aturdidos y desestabilizados ocurre con más frecuencia y puede tener muchas causas diferentes.

Por ejemplo, la deshidratación grave a menudo puede causar mareos, al igual que las jaquecas. Los mareos también son un efecto secundario frecuente de determinados medicamentos recetados.

Los mareos en las personas con trastornos hemorrágicos pueden ser especialmente peligrosos porque las caídas aumentan el riesgo de sufrir fracturas, hemorragias y otras lesiones graves, así que es importante informar al médico si tiene este síntoma. El médico puede determinar la causa y darle el tratamiento correspondiente.

Aquí presentamos algunas de las afecciones médicas que pueden causar mareos y aturdimiento y cómo se tratan:

Vértigo posicional paroxístico benigno (BPPV)

Cuando alguien tiene vértigo (una forma grave de mareos en la cual se siente que uno o todo lo que nos rodea da vueltas), la causa suele ser un trastorno vestibular (del oído interno) conocido como vértigo posicional paroxístico benigno (benign paroxysmal positional vertigo, BPPV).

El BPPV es uno de los tipos más frecuentes de vértigo y ocurre cuando un cambio de posición de la cabeza, como darse vuelta o levantarse de la cama, provoca una sensación repentina de que todo está girando. Lo que sucede es que los cristales diminutos que están en el oído interno se desplazan y se salen de lugar, lo cual causa una sensación de vértigo. Esta afección ocurre con más frecuencia en personas de 50 años o más y es más común en mujeres que en hombres.

Los médicos tratan el BPPV con una serie de movimientos de la cabeza conocidos como maniobra de Epley, la cual puede hacer volver los cristales del oído interno a su lugar.

Enfermedad de Meniere

Otro trastorno vestibular que puede causar episodios de vértigo es la enfermedad de Meniere. Este trastorno, que suele afectar solo un oído, también puede provocar pérdida de la audición y zumbido de oídos. Puede afectar a personas de cualquier edad, pero es más probable que aparezca entre los 40 y los 60 años.

La causa de la enfermedad de Meniere se desconoce, pero se cree que está relacionada con el aumento del volumen de líquido en el oído interno. No hay cura, pero los médicos pueden recetar medicamentos para tomar durante un episodio de vértigo, que reducen la gravedad del ataque. Si la enfermedad de Meniere le causa problemas de equilibrio, la terapia de rehabilitación vestibular puede ayudar.

Presión arterial baja

Otra causa frecuente de mareo es la presión arterial baja o hipotensión. Algunas personas tienen presión arterial baja todo el tiempo y es normal para ellos y no les causa síntomas. Pero la presión arterial baja causada por un tema de salud como la deshidratación, el embarazo, la diabetes o problemas cardíacos puede causar mareos y también confusión, visión borrosa y dolores de cabeza.

Algunas personas tienen mareos y aturdimiento debido a la hipotensión ortostática, que es causada por un cambio brusco de la posición corporal, como ponerse de pie después de estar sentado o acostado. Este tipo de presión arterial baja suele durar unos pocos segundos.

La presión arterial baja también puede ser un efecto secundario de tomar medicamentos para controlar la presión arterial alta, y tomar determinados medicamentos de venta libre combinados con medicamentos para la hipertensión también puede desencadenar la presión arterial baja.

Anemia por deficiencia de hierro

Las mujeres y las niñas con trastornos hemorrágicos tienen un mayor riesgo de tener anemia por deficiencia de hierro debido a la pérdida de sangre en menstruaciones abundantes o prolongadas. Además de los mareos, la anemia puede causar cansancio, debilidad, dolores de cabeza y náuseas.

Si la anemia se confirma mediante pruebas de sangre, los médicos suelen recetar suplementos de hierro. Si no los tolera o si la anemia persiste después de un mes o dos de tomarlos, es posible que deban administrarle hierro por vía intravenosa.

A las mujeres a veces se les recetan tratamientos hormonales o medicamentos para controlar las menstruaciones abundantes, para que sea menos probable que tengan anemia en el futuro.