Halloween es una festividad divertida para los niños, centrada en decoraciones espeluznantes, disfraces imaginativos y grandes cantidades de dulces.
Con las golosinas de Halloween, como con muchas cosas, es mejor buscar la moderación. Si quiere disfrutar de la festividad sin que su hijo se vuelva loco por los dulces, pruebe estos cinco consejos.
Consejo n.° 1: Cree un plan para los dulces—Idealmente con su hijo
¿Quiere evitar que Halloween se convierta en una batalla campal de dulces? Necesita tener un plan. Es aún mejor involucrar a su hijo en el proceso. Si su hijo puede opinar sobre los límites respecto de la cantidad de dulces que quiere recolectar y comer, tendrá la libertad de divertirse dentro de esos límites.
Una forma de limitar la cantidad de dulces que recolecte su hijo es pedir dulces con un recipiente más pequeño. Una bolsa o un balde de tamaño razonable se llenará más rápido que una funda de almohada, lo que le dará a su hijo una sensación de logro sin acumular tantas calorías.
Establezca expectativas sobre la cantidad de piezas que su hijo puede llevarse de cada casa. Por ejemplo, anímelo a llevarse una pieza, aunque el anfitrión ofrezca más. Si consigue menos piezas en cada parada, también aumentará la cantidad de casas que puede visitar, lo que prolongará la experiencia de pedir dulces.
Otros límites que puede establecer son reducir la cantidad de casas o períodos de tiempo determinados para pedir dulces. Independientemente de cuál sea, cuando se alcance el límite, será hora de volver a casa.
Por último, acuerde revisar su plan para ver si todos están de acuerdo y hacer los ajustes necesarios.
Consejo n.° 2: Elija premios que no sean dulces
Aunque no puede controlar lo que dan los vecinos, puede guiar a su hijo a elegir cosas más saludables. También se puede disfrutar de opciones que no sean dulces, especialmente si establece la idea de que los dulces no son el centro de atención de Halloween.
Podría explicar cómo las frutas, las verduras, los cereales integrales y los productos lácteos (es decir, los alimentos ricos en nutrientes) le aportan al cuerpo energía para correr, saltar y jugar, y cómo los dulces u otras golosinas azucaradas no proporcionan la misma energía. Está bien comer dulces, pero dentro de ciertos límites.
Cuando tenga esta conversación, no etiquete los dulces como malos. Los nutricionistas coinciden en que es mejor utilizar un lenguaje neutral sobre los alimentos. De este modo, se evita que los niños desarrollen relaciones poco saludables con los alimentos, como juzgarlos y sentirse mal al comerlos.
Mientras pide golosinas, haga que su hijo busque opciones de alimentos que no sean dulces, como bolsas de bocadillos con pretzels, palomitas de maíz, papas fritas horneadas o mezclas de frutos secos, barras de granola, paquetes de miel y bocadillos de frutas. Las opciones que no son alimentos incluyen juguetes pequeños, calcomanías, tatuajes temporales, barras luminosas, pulseras de impacto, sellos, libros para colorear, pelotas saltarinas o lápices.
Consejo n.° 3: Coma antes de salir a pedir dulces
Si alguna vez ha ido al supermercado con hambre y ha terminado comprando más comida de la que quería, puede apreciar el valor de que su hijo coma algo saludable antes de ir a pedir dulces.
Los alimentos con proteínas y fibra mantendrán la saciedad de su hijo por más tiempo. Carnes magras, pescado, frijoles, frutos secos, huevos y productos lácteos son buenas fuentes de proteínas. La fibra se encuentra en frutas, verduras, cereales integrales y legumbres (incluidas lentejas, frijoles y guisantes). Un refrigerio rápido y abundante, como rodajas de manzana con mantequilla de maní, puede calmar el hambre de su hijo.
Una vez que su hijo tenga el apetito satisfecho, es posible que esté menos dispuesto a agarrar puñados de dulces del recipiente o a comer algo por el camino.
Consejo n.° 4: Tenga cuidado con las alergias alimentarias
Para los niños con alergias alimentarias, comer dulces u otras golosinas puede ser mortal si estos contienen un alérgeno.
El grupo sin fines de lucro FARE, abreviatura de Food Allergy Research & Education (Investigación y Educación sobre Alergias Alimentarias), recomienda que los padres y madres eviten las golosinas (incluidas las caseras) que no tengan una etiqueta con los ingredientes, lleven siempre un autoinyector de epinefrina en caso de reacción alérgica, apliquen una regla de “no comer mientras piden dulces” para que las golosinas puedan examinarse adecuadamente más tarde, y hagan hincapié en la diversión de la fiesta en lugar de las golosinas.
FARE también creó el Proyecto Calabaza Azul para animar a las personas a ofrecer premios que no sean alimentos en Halloween a los niños, incluidos los que tienen alergias alimentarias. Los hogares participantes agregan su dirección a un mapa que se puede buscar y colocan una calabaza azul o un cartel en Halloween que indica que tienen premios no comestibles para regalar.
Consejo n.° 5: Use la creatividad para los dulces extra
Si ve que su hijo tiene demasiados dulces que sobraron después de Halloween, tiene algunas opciones para deshacerse de ellos.
Los dulces extra se pueden guardar como premio para su hijo o como obsequios para una fiesta próxima.
Puede crear un sistema de intercambio en el que su hijo le dé los dulces extra a cambio de algo divertido, ya sea un juguete pequeño, más tiempo frente a la pantalla o una actividad familiar adicional. O bien puede darle efectivo por los dulces.
Los dentistas son conocidos por sus programas de recompra de dulces. Los consultorios participantes recolectan dulces durante eventos designados a cambio de dinero en efectivo u otros incentivos, y los dulces suelen destinarse a miembros del servicio militar.
Además, muchos bancos de alimentos y otros grupos benéficos aceptan donaciones de dulces después de Halloween. Busque en su área local grupos que estén recolectando.