En junio, cuando la Corte Suprema revocó Roe v. Wade y puso fin al derecho constitucional al aborto, los defensores de la salud de las mujeres en todo el país manifestaron su preocupación de que el derecho a la anticoncepción también podría estar en riesgo.
“Este tema es de suma importancia para nuestra comunidad”, dice Nathan Schaefer, vicepresidente de políticas públicas de la Fundación Nacional de Hemofilia. “Muchas personas con trastornos hemorrágicos necesitan anticonceptivos —de diferentes formas (DIUs, comprimidos, etc.)— para controlar su afección. Sin el acceso a los anticonceptivos, el riesgo de sangrados incontrolados, la necesidad de una histerectomía o incluso los incidentes potencialmente mortales pueden aumentar”.
Además, el embarazo puede ser más peligroso para las personas con trastornos hemorrágicos, por lo que pueden optar por utilizar anticonceptivos hormonales para evitarlo.
¿Por qué se podrían prohibir los anticonceptivos?
Persisten muchos mitos de que los anticonceptivos de emergencia y los DIU provocan abortos, a pesar de la evidencia científica que indica lo contrario. “Los legisladores que vinculan el aborto y ciertos métodos anticonceptivos (en particular los dispositivos intrauterinos [DIU] y los anticonceptivos de emergencia [AE]), se están aprovechando de la falta de conocimiento sobre estos métodos y del entendimiento que tienen las personas sobre cómo funcionan los anticonceptivos”, afirma el Centro Nacional de Derechos de la Mujer. “Estos legisladores se aprovechan del estigma del aborto, creyendo que, si pueden convencer a las personas de que los métodos anticonceptivos provocan abortos, pueden restringir con éxito el acceso a los métodos anticonceptivos, o prohibirlos por completo”.
Otra inquietud es que los farmacéuticos y los empleados de las tiendas puedan decidir no vender o surtir recetas de anticonceptivos si va en contra de sus principios religiosos. Durante el verano, un empleado de Walgreens supuestamente se negó a vender condones a una pareja casada debido a su fe. “Podría crear áreas de menor acceso a la atención. Para mí, esto parece más inminentemente factible, pero ¿quién puede predecir lo que ocurrirá?”, dice Shannon L. Carpenter, M.D., M.S., hematóloga en Children's Mercy Hospital en Kansas City, Missouri.
“No es ético que los farmacéuticos no surtan las recetas que han sido escritas”, agrega Maureen Baldwin, M.D., MPH, profesora adjunta de obstetricia y ginecología en la Oregon Health & Science University. “Además, las farmacias están obligadas, según la ley federal de derechos civiles, a surtir recetas sin tomar decisiones sobre la idoneidad de un medicamento recetado para un paciente”.
No solo como método anticonceptivo
En la actualidad, los proveedores recetan anticonceptivos hormonales para una amplia variedad de motivos, además de prevenir el embarazo. “Para las personas con trastornos hemorrágicos, el objetivo es regular sus ciclos menstruales, pero también pueden ayudar con los síntomas del síndrome premenstrual, los calambres, la anemia, la endometriosis, los quistes ováricos, el síndrome de ovario poliquístico y más”, dice Marybec Griffin, Ph.D., profesora adjunta en la Rutgers University School of Public Health que estudia a las mujeres y los períodos. “Una prohibición afectaría mucho más que la capacidad de alguien para quedar embarazada. Donde observamos acceso limitado al aborto y acceso limitado a anticonceptivos, también observamos peores resultados de salud en muchas maneras diferentes”.
Baldwin cree que si se prohíbe el uso de anticonceptivos hormonales para prevenir el embarazo, no se prohibirá para todos los demás usos. “Hay muchos medicamentos hormonales que tienen indicaciones distintas a la anticoncepción. Si están aprobados por la FDA para el control del sangrado menstrual abundante, entre otras cosas, no van a ser prohibidos para esas indicaciones”.
Los proveedores deben escribir la indicación para la que están recetando el medicamento en los registros y documentos, recomienda Baldwin, y evitar usar los términos control de la natalidad o anticoncepción, a menos que lo estén usando para esa indicación. “Puede ayudar a los farmacéuticos reacios y a los pacientes que lo evitan por el estigma de los anticonceptivos”, dice.
La defensa es clave
Carpenter insta a los proveedores de atención médica, ya sea que estén a favor o en contra del aborto, a que comiencen a abogar por sus pacientes. “Habrá personas dentro de la comunidad de trastornos hemorrágicos que pueden sentir que revocar Roe fue la decisión correcta, pero eso no significa que no puedan seguir abogando para que las pacientes con trastornos hemorrágicos obtengan este medicamento sin traicionar sus creencias”, dice. “Esto no se trata de una postura pro-vida o pro-elección. No debería ser un tema que divida, porque es un tratamiento documentado, basado en evidencia y aprobado por la FDA para pacientes que tienen sangrado menstrual abundante y trastornos hemorrágicos”.
Schaefer de la NHF dice que los pacientes también deberían ser firmes defensores: “Contacten a los funcionarios electos. Escriban cartas, llamen, envíen correos electrónicos, compartan en los medios sociales. Explíquenles que, para ustedes, los anticonceptivos son más que una simple medida de derechos reproductivos —son una herramienta para controlar su salud en general. Explicar la diferencia que han marcado los anticonceptivos en su camino del trastorno hemorrágico puede educar a otras personas sobre los muchos otros usos médicos importantes de los anticonceptivos”.
“Nos hemos enterado por parte de una gran cantidad de sedes que el acceso a la atención reproductiva para las mujeres con trastornos hemorrágicos es incierto”, dice Kristi Harvey-Simi, directora de desarrollo de sedes de la NHF. “La NHF está ansiosa por escuchar las inquietudes de los miembros de la comunidad y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para asegurar que el acceso a la atención médica, tanto al tratamiento como a la prevención, esté garantizado para todas las personas afectadas por trastornos hemorrágicos”.
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