Chris Bombardier

Chris Bombardier: Alcanzando nuevas alturas

Enfrentar el cansancio, un terreno peligroso y la amenaza de congelación, el alpinista Chris Bombardier perseveró hasta convertirse en la primera persona con hemofilia en alcanzar la cima del Monte Everest.
Author: Matt McMillen
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A nueve horas de finalizar su último día para llegar a la cima de 29,029 pies del Monte Everest, Chris Bombardier se sentó en un trozo de hielo, listo para rendirse. No había dormido el día anterior ni había comido en todo el día. Delante de él se encontraba la parte de mayor dificultad técnica - y la más intimidante - de la subida: una pared rocosa estrecha y casi vertical, llamada el Hillary Step (Paso de Hillary), la cual tiene caídas peligrosas a muchos miles de pies hacia la nada a cada lado.

Cansado y desanimado, Bombardier trató de convencerse de que había llegado lo suficientemente lejos; que si regresaba ahora, todos igual estarían orgullosos de él; que él estaría orgulloso de sí mismo. Luego, recuerda, una mano lo alcanzó y lo ayudó a ponerse de nuevo de pie.

“Tashi, el jefe Sherpa, me dijo: “Chris, no has terminado. Estas aquí por una razón. Tienes una misión. Puedes hacerlo.”

Bombardier caminó arduamente, conquistó el Hillary Step y a las 9:59 a.m. hora local del 22 de mayo, alcanzó la cima del mundo. Ese día, el alpinista de 32 años y originario de Denver, con hemofilia severa tipo B, no solo entró a la élite del club de alpinistas, sino que hizo historia al convertirse en la primera persona con hemofilia en subir la montaña más alta del mundo.

Bombardier disfrutó el momento en la cima. “Estar allí fue irreal y es muy difícil describir las emociones”, afirmó. “Estaba orgulloso de haberlo logrado y de poder compartirlo con la comunidad de personas con hemofilia”.

 

ENCONTRANDO LA INSPIRACIÓN

La subida al Everest le había tomado aproximadamente dos meses, una travesía emocionalmente desafiante, como ninguna otra que Bombardier hubiese experimentado antes. En su camino hacia la cima, enfrentó caídas peligrosas de hielo, donde él y su equipo utilizaron escaleras para cruzar un laberinto de grietas profundas y peligrosas que había en el hielo. “Puedes escuchar todo el tiempo el movimiento del hielo. Puedes escucharlo caer”, dijo Bombardier. “Hace sonidos extraños e inquietantes, como grietas grandes y escalofriantes”. La supervivencia estuvo siempre en mi mente, expresó. “Existen cosas en las montañas que simplemente no puedes controlar, que pueden quitarte la vida. Pero si piensas mucho en eso, te paraliza”.

En vez de eso, se centró en lo que lo motivó a subir al Everest al principio. El alpinismo había sido una de las pasiones de Bombardier durante varios años, pero esta subida era más que solo una añadidura a su lista de logros. Antes de escalar el Everest, se había reunido con los miembros de la Sociedad de Hemofilia de Nepal. Quería que esta travesía ayudara a crear conciencia sobre las dificultades que enfrentan las personas con trastornos hemorrágicos fuera de los Estados Unidos, especialmente por la falta de medicamentos para preservar la vida.

Cerca de 20 personas de la comunidad de personas con trastornos hemorrágicos de Kathmandu firmó una bandera de la organización internacional sin fines de lucro y con base en los EE.UU, Save One Life, la cual ayuda a niños y adultos con trastornos hemorrágicos en el mundo en desarrollo. Bombardier colocó la bandera en su mochila y la subió hasta la cima de la montaña. “Una de las cosas que me ayudó a retomar el enfoque y continuar aún cuando estaba tenía dificultades, fue esa bandera que llevaba”, dijo. “Quería que fuera como que ellos iban conmigo a medida que escalaba la montaña. Fue de gran motivación para mí”.

 

NACIÓ UNA MISIÓN

La travesía de Bombardier al Everest había comenzado seis años antes. En 2011, mientras trabajaba como técnico en el laboratorio de investigación sobre la hemofilia de la Universidad de Colorado, viajó a Kenia con Save One Life para ayudar a abrir una clínica para el tratamiento de la hemofilia. Le tomaría varios cientos de millas en realizar el viaje desde el Monte Kilimanjaro, el pico más alto de África. Bombardier, que para ese entonces era relativamente nuevo en el área del alpinismo, se emocionó ante la oportunidad de escalar la montaña. Conmovido por lo que observó en la comunidad de personas con trastornos hemorrágicos de Kenia, utilizó esta subida como recaudación de fondos para Save One Life. Realizó esta escalada junto a su tío, Dave Bombardier, quien lo introdujo al mundo del alpinismo luego de la universidad.

El éxito en el Kilimanjaro generó una nueva meta: escalar las Siete Cumbres, las montañas más altas de los siete continentes (el Kilimanjaro en África, el Aconcagua en Suramérica, el Monte Elbrus en Europa, el Denali en Norteamérica, la Pirámide de Carstensz/el Monte Jaya en Australasia, el Monte Vinson en Antártida y el Monte Everest en Asia). “Tendré que superar los desafíos físicos de entrenamiento y la tarea tan difícil de escalar estos picos, al mismo tiempo que rompo con los estereotipos sobre mi condición”, escribió Bombardier en su sitio web, adventuresofahemophiliac.com. Durante los siguientes cuatro años, gracias a una planificación cuidadosa, su valor y determinación, logró escalar el Aconcagua y el Elbrus en el 2013, el Denali en el 2014 y la Pirámide de Carstensz en el 2015. Al igual que con el Kilimanjaro, utilizó cada subida recaudar fondos para Save One Life. (Bombardier se unió a la junta de Save One Life en el 2012).

Antes del Everest, el Denali, en Alaska, había representado el mayor desafío. Para esa subida, Bombardier utilizó un morral de 60 libras mientras halaba un trineo de 50 libras. El Everest fue el sexto pico de la travesía de las Siete Cumbres. Su escalada final fue en enero, cuando subió el Monte Vinson, en la Antártida. Había planificado dejar el Everest para el final pero cambió los planes cuando las autoridades le negaron inicialmente el permiso para escalar el Vinson debido a su hemofilia; decisión que revirtieron luego de su éxito en el Everest. “Creo que constataron que tengo las habilidades para escalar el Monte Vinson de manera segura”, exclamó.

El éxito en el Vinson lo convirtió en la primera persona con un trastorno hemorrágico, y una de las pocas cientos de personas en la historia del alpinismo, en escalar las Siete Cumbres.

 

AVENTURA DE LA “MANERA INTELIGENTE”

Escalar el Everest no es tarea fácil para nadie. Los montañistas deben estar en su mejor condición física para resistir los rigores de desempeñarse en altitudes tan extremas. Para prepararse para sus escaladas anteriores, Bombardier había investigado en la web “capacitación para el alpinismo” y concibió un plan de fortaleza y condicionamiento. Sin embargo, él sabía que para el Everest este método no sería suficiente. Contrató a un entrenador y juntos desarrollaron un programa de ejercicio considerando su trastorno hemorrágico.

Bombardier realizó entrenamiento a intervalos durante seis meses. Realizaba escaladas a ritmo normal durante 15 minutos antes de exigirse brevemente llegar hasta su límite máximo y repitió este patrón una y otra vez, mientras cargaba una mochila con peso. Cuando no realizaba los ejercicios en el exterior, se centraba en entrenamiento con pesas para fortalecer sus músculos centrales y las piernas. “Nunca me había sentido tan saludable y preparado en mi vida, como lo hice antes de escalar el Everest”, afirmó Bombardier.

Sin embargo, la preparación física era solo una de las preocupaciones. También sabía que su hemofilia sería un desafío; dado que un sangrado durante la escalada podría causar una terrible situación. Las lecciones aprendidas de su tío, Dave, le han ayudado a mantenerse seguro en este sentido. “Realmente me enseñó que si haces las cosas correctamente, las haces de la manera inteligente”, exclamó Bombardier. “Para algunas personas puede parecer riesgoso, pero no lo es si estás bien preparado”.

Un componente clave sobre la preparación de Bombardier ha sido la coordinación con el personal del Centro para la Hemofilia y la Trombosis de la Universidad de Colorado, en Denver, para desarrollar un plan de tratamiento para sus escaladas. Bombardier se ha mantenido en contacto con sus médicos y terapeutas físicos durante la travesía de las Siete Cumbres. “Este ha sido, y aún es, un nuevo territorio para las personas con trastornos hemorrágicos y hubo muchas preguntas”, dijo Bombardier. “¿La presión en las alturas aumentaría la probabilidad de presentar problemas de sangrado? ¿La infusión sería más difícil? No sabíamos las respuestas”.

Al iniciar la escalada del Denali, Bombardier añadió una protección a su plan de infusión. Su compañero y guía de expedición, Ryan Waters, un alpinista compañero de Colorado cuya compañía, Mountain Professionals, también lideró la expedición al Everest, aprendió a infusionar a Bombardier en caso de que no pudiera hacerlo por sí mismo. “El respaldo de Ryan durante las infusiones regulares y emergencias fue clave”, exclamó Bombardier.

Bombardier no había necesitado ayuda aún, aunque el frío en el Everest sí demandó mucha reflexión. Para evitar que se congelara su factor, Bombardier lo envolvió en medias de lana y lo mantuvo cerca de su cuerpo durante la escalada. En la noche, dormía con él en su saco de dormir para que su calor corporal lo mantuviera caliente. Más arriba del campamento de base tenía que infusionarse con mayor frecuencia que al estar en elevaciones más bajas. El frío era tan duro que tenía que envolverse en diferentes capas de ropa o encerrarse en su saco de dormir para tener el calor suficiente para inyectarse. Irónicamente, le pareció que estas infusiones eran más fáciles que las que realiza en casa.

“Tengo un temor terrible a las agujas y cuando me encuentro en casa, no tengo una razón clara para realizar las infusiones; es realmente difícil”, explica. “Cuando escalo, las infusiones siguen siendo difíciles pero sé que la única opción”.

 

UNA MISIÓN MÁS AMPLIA

Durante su travesía a las Siete Cumbres, Bombardier nunca olvidó dónde había comenzado todo: en el exterior, mientras ayudaba a las personas con trastornos hemorrágicos que eran menos afortunados que él. Planea continuar con esos esfuerzos. Entre las escaladas, Bombardier ha estado trabajando para obtener su master en salud global en la Universidad de Northwestern. “Estoy emocionado en centrarme en eso y luego ver adónde me lleva”, afirma. “Espero realizar más trabajo con la comunidad de personas con hemofilia a nivel internacional”.

También durante este periodo, Bombardier se casó en el 2015 y está ansioso de comenzar una familia con su esposa, Jessica.

Ahora que no está escalando las montañas más altas del mundo, Bombardier alienta a las personas con trastornos hemorrágicos a aprovechar los espacios exteriores. En el 2016, se unió al personal de GutMonkey, una organización con base en Portland, Oregon, que proporciona programas educativos experimentales en exteriores para personas con condiciones médicas crónicas. Bombardier planea aventuras de excursionismo con mochilas, en canoas y kayak para personas con trastornos hemorrágicos.

“Estos viajes son espectaculares porque podemos mostrarles a las personas no solo algunos de los lugares más hermosos de nuestro país, sino también pueden estar en el exterior y hacer viajes como estos pese a su trastorno hemorrágico”, afirma Bombardier. También creó y ayudó a lanzar Backpacks + Bleeders, un programa en exteriores dirigido por la sección de Colorado de la Fundación Nacional de Hemofilia (NHF).

A través de sus logros y su compromiso a ayudar a otros a desafiarse a escalar nuevas alturas, Bombardier imparte un poderoso mensaje: “No permitas que tu trastorno hemorrágico sea una excusa para no perseguir tu sueño, cualquiera que sea”, afirma. “Encuentra tu pasión y motivación. Si lo buscas de la forma inteligente, puedes perseguir cualquier sueño que tengas”.


Save One Life

Fundado en el 2000 por Laureen Kelley, quien tiene un hijo con hemofilia, Save One Life coordina patrocinios en el mundo en desarrollo para niños y adultos con trastornos hemorrágicos. Estos patrocinios permiten que los beneficiarios tengan un mejor acceso a la educación, la nutrición y otros enseres básicos que les ayudan a mejorar sus vidas y futuro.

En el 2016, Save One Life recaudó más de $300,000 para 1,350 beneficiarios. El dinero también ayudó a financiar subvenciones a compañías pequeñas, becas y campamentos sobre la hemofilia.

Chris Bombardier se unió a la Junta Directiva de Save One Life en el 2012, luego de trabajar con la organización en Kenia. “Al tener acceso a la educación o al poder tener su propio negocio, las personas con hemofilia, que normalmente serían una carga para sus familias, con frecuencia son capaces de proveer a su familia, ¡lo que es realmente maravilloso!”, exclama Bombardier. “Me siento muy orgulloso de pertenecer a su Junta Directiva”.

Obtenga más información sobre cómo puede participar en: saveonelife.net


Pronto en su pantalla más cercana

Un próximo documental, Bombardier Blood, cuenta la historia del entrenamiento previo de Chris Bombardier y su travesía durante la escalada del Monte Everest. La película no solo capta la preparación de Bombardier y la épica subida, sino que también se centra en su compromiso para crear conciencia y los fondos para ayudar a la comunidad internacional de personas con trastornos hemorrágicos.

“La mayoría de las personas con hemofilia en el mundo no tienen acceso a la atención que necesitan para tener una vida completa y de alta calidad”, explica el director de Bombardier Blood , Patrick James Lynch, quien padece de hemofilia severa de tipo A. “La población de Nepal es un ejemplo de lo que decimos”.

Bombardier, Lynch y el equipo de rodaje pasaron tiempo en la comunidad nepalí de personas con trastornos hemorrágicos de Kathmandu. La meta del equipo es resaltar las disparidades en salud que impone la pobreza y de manera más amplia, los desafíos que enfrentan las personas con trastornos hemorrágicos en gran parte del mundo en desarrollo.

“Mientras más personas en nuestra comunidad corran la voz sobre Bombardier Blood,”, explica Lynch, “más personas apoyará y considerará a la comunidad con hemofilia”. Lynch espera que la película sea estrenada a finales del 2018.

Tanto la película, como la expedición al Everest de Bombardier fueron completamente financiadas por la compañía farmacéutica Octapharma.

Visualice el tráiler de “Bombardier Blood” y obtenga actualizaciones sobre la película en: bombardierblood.com