Cuando a Christine Bond le diagnosticaron hemofilia B cuando tenía casi 30 años, comenzó a priorizar su salud y empezó por bajar de peso. Sin embargo, a medida que envejecía, perder peso parecía imposible.
“Perdí 15 libras pero las recuperé superrápido”, recuerda Bond, que ahora tiene 47 años. “Me sentía muy longeva. Y cansada”. Luego, un endocrinólogo la diagnosticó con resistencia a la insulina (también conocida como prediabetes).
Para Dawn Rotellini, directora de operaciones de la Fundación Nacional de Trastornos Hemorrágicos, recibir un diagnóstico de diabetes en 2014, además de su hemofilia, fue un gran impacto. “Fui a hacerme el examen físico anual y me hicieron pruebas de laboratorio. El doctor dijo ‘Tu prueba de A1C es preocupante, pero creemos que es un error’”, cuenta Rotellini, de 61 años. Una repetición de la prueba confirmó que tenía prediabetes. En dos años, evolucionó a diabetes.
El riesgo aumenta con la edad
La hematóloga Doris Quon, M.D., directora médica del Centro de Tratamiento de la Hemofilia en el Instituto Ortopédico Luskin para Niños en Los Ángeles, dice que los tratamientos mejorados ayudan a las personas con hemofilia a vivir más tiempo, pero eso significa que deben prestar atención a las enfermedades asociadas al envejecimiento, incluida la diabetes. Muchos ni siquiera son conscientes de que están en riesgo o incluso de que tienen síntomas, hasta que la situación se vuelve más grave.
“Los pacientes mencionan que necesitan orinar todo el tiempo o que siempre tienen sed”, dice, resaltando los síntomas clásicos. “El tratamiento es muy importante porque afecta a los riñones, por lo que podría terminar necesitando diálisis y también desarrollar neuropatía (una pérdida de sensibilidad en las manos y los pies) o problemas de cicatrización o visión”.
“La idea de perder un pie o la visión a causa de la diabetes es aterradora. Estoy tratando de evitarlo”, cuenta Bond, una asesora fiscal de Edgewood, Maryland. Al principio tomaba Metformina, un medicamento para la diabetes, pero luego cambió a Ozempic, lo que la ayudó a perder peso.
Rotellini descubrió que el Ozempic le daba náuseas. Entonces cambió a Trulicity y sus números mejoraron. También consiguió un monitor de glucosa que, según ella, cambió absolutamente todo, porque la ayudó a llevar un seguimiento de sus niveles de glucosa a lo largo del día.
Los hombres con hemofilia son especialmente susceptibles a desarrollar diabetes a medida que envejecen.
Conozca los síntomas
Estos son los síntomas más comunes de la diabetes:
- Micción frecuente
- Sed excesiva
- Fatiga extrema
- Visión borrosa
- Migrañas frecuentes
- Cortes o heridas que tardan en cicatrizar
Sométase a estudios de detección
Muchas personas con trastornos hemorrágicos confían en su hematólogo para el cuidado de la salud, pero Quon recomienda que también consulten a un médico de atención primaria para estudios de detención, en especial si tienen sobrepeso o antecedentes familiares de diabetes.
Si usted tiene diabetes, los cambios en el estilo de vida son tan importantes como los medicamentos, por ejemplo, evitar alimentos procesados o azucarados (en especial los refrescos), comer más vegetales y hacer ejercicio. El beneficio adicional, según Quon, es que las articulaciones se volverán más saludables.
Bond lo experimentó en persona. “Ahora que bajé de peso, mis articulaciones afectadas no tienen tantos problemas”.