Handling Opioids with Care

Manejo cuidadoso de los opioides

Los opioides son analgésicos necesarios para algunos adolescentes, pero hay una línea delgada entre el consumo seguro y el abuso.
Author: Christina Frank
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El dolor es una realidad para muchas personas con trastornos hemorrágicos, quienes pueden presentar hemorragias en las articulaciones. La fisioterapia, el ejercicio y la elongación pueden ser útiles para tratar el dolor, y los analgésicos como el acetaminofén pueden mejorar las funciones diarias. Cuando hay dolor intenso, el médico puede recetar un medicamento opioide, como oxicodona o hidrocodona, por un tiempo limitado.

Como padre, podría preocuparle que su hijo adolescente tome opioides, dado el conocido potencial de esa clase de analgésicos para el abuso y la adicción si no se supervisa cuidadosamente su consumo. Según el Instituto Nacional de Abuso de Drogas, de las 3,618 personas de 15 a 24 años que murieron de sobredosis de opioides en 2018, casi 800 consumieron un medicamento recetado.

Un aspecto clave del manejo seguro de los opioides es que los pacientes, los padres y los proveedores de atención médica tengan una comunicación abierta y honesta, dice Tyler Buckner, MD, MSc, hematólogo de adultos y niños del Centro de Hemofilia y Trombosis del Campus de Medicina Anschutz de la Universidad de Colorado. Buckner es miembro del Consejo Asesor Médico y Científico (Medical and Scientific Advisory Council, MASAC) de la Fundación Nacional de Hemofilia y ha sido una pieza fundamental en la elaboración de la más reciente guía del Consejo sobre el manejo del dolor crónico en personas con trastornos hemorrágicos, incluido el consumo de opioides.

Cuando receta opioides, Buckner ayuda a los pacientes y a las familias a evaluar con cuidado los riesgos y los beneficios en cada situación. Por ejemplo, los opioides no se recomiendan si una persona tiene una predisposición conocida al abuso de sustancias. Él hace un control con los pacientes y sus padres con regularidad (cuando solicitan reposiciones y a veces con más frecuencia) y apunta al consumo de la menor dosis eficaz para controlar el dolor.

Buckner dice que estar en contacto con los padres también le permite saber cuándo el dolor empieza a responder menos a la dosis original, lo cual indica que puede haber un riesgo si alguien toma más medicamento de lo recetado para calmar el dolor.

“Ningún paciente debe aumentar la dosis sin que se lo recomiende un proveedor”, dice Buckner. “Más no siempre es mejor y, con algunos medicamentos, una dosis más alta puede provocar tolerancia, dependencia o adicción. Cuando vemos señales de aumento de la tolerancia, trabajamos para encontrar formas adicionales de controlar el dolor y, a veces, apuntamos a reducir o retirar progresivamente el opioide si ya no es seguro ni eficaz”.

Identificación del consumo problemático de opioides

Si su hijo o hija siente alivio del dolor y puede hacer sus actividades cotidianas habituales, eso en general sugiere que la dosis es adecuada y que el opioide se está usando correctamente, dice Christi Humphrey, trabajadora social de Hemofilia de Georgia.

Incluso con una supervisión cuidadosa, es posible que los adolescentes consuman opioides recetados de manera incorrecta, en especial si son propensos a la ansiedad y la depresión. “El dolor emocional puede empeorar el dolor físico”, dice Humphrey. Lo mejor es abordar las preocupaciones de salud mental preexistentes antes de considerar los opioides para el tratamiento.

Los adolescentes que toman opioides y que se ven demasiado somnolientos, descuidan su higiene y se alejan de sus amigos y sus actividades podrían estar en camino a tener problemas. “Ahí es cuando se sabe que el medicamento se ha vuelto inapropiado”, dice Humphrey, “y podría estar comenzando a ser una adicción”.

Hay investigaciones que muestran que las terapias psicosomáticas pueden ser eficaces junto con técnicas tradicionales para controlar el dolor articular. Consulte a su equipo de atención sobre estas cuatro terapias sin medicamentos.

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