Desafortunadamente, las personas con hemofilia están familiarizadas con el dolor y sus numerosas formas. El dolor puede variar en intensidad y las zonas del cuerpo, pero, por suerte, cada episodio nos da pistas de la posible causa y las posibles formas de tratamiento. Aclarado ese punto, no es fácil identificar qué indica el dolor.
“A pesar de la elevada prevalencia de dolor recurrente, constante o generalizado en pacientes con hemofilia, hay una inmensa falta de estudios que evalúan la (pato)fisiología del dolor en esta población”, argumenta la investigadora Nathalie Roussel. “Comprender la complejidad del dolor nos permite evaluar y tratar mejor el dolor”.
Entonces, ¿qué significa su dolor? Siga leyendo para obtener más información sobre los tipos de dolor que podría tener, qué puede hacer para tratar el dolor en casa y cuándo consultar a un proveedor.
Por qué debemos escuchar
La ciencia del dolor es compleja y las personas experimentan el dolor de manera diferente, pero el concepto central es sencillo. La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (International Association for the Study of Pain, IASP) lo define como “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a una lesión tisular real o potencial o que se parece a una asociada a ella”.
En resumen, es una señal de que algo está mal en nuestro cuerpo y necesita abordarse. De algún modo, nuestro cuerpo nos está hablando y las personas de la comunidad de trastornos hemorrágicos tienen mucho para escuchar: aproximadamente dos tercios de las personas con hemofilia grave tienen dolor en una o más articulaciones todos los días.
Dos tipos de dolor
Existen el dolor agudo y el dolor crónico. El que tenga puede aclarar qué es lo que su cuerpo está atravesando y cómo tratarlo.
Dolor agudo
Una forma de dolor a corto plazo que se presenta durante un corto período de tiempo. El dolor agudo suele ocurrir de repente como resultado de una lesión, una enfermedad, un traumatismo o un procedimiento médico conocidos (por ejemplo, una fractura, un tratamiento odontológico, una quemadura o un corte). Cuando las personas con trastornos hemorrágicos tienen un dolor agudo, es muy probable que estén teniendo una hemorragia activa en las articulaciones o los músculos.
En otras palabras, el dolor agudo podría ser señal de una hemorragia activa, pero no siempre lo es. El dolor agudo en las articulaciones podría ser causado por la artritis y puede ser difícil distinguir entre el dolor causado por la artritis y el dolor causado por hemorragias activas. Sin embargo, las investigaciones sugieren que, si hacer reposo alivia el dolor relacionado con la actividad, es probable que sea por la artritis y que no esté asociado a una hemorragia.
Dolor crónico
La segunda forma de dolor es constante y a largo plazo. El dolor se considera crónico cuando dura más de seis meses. Las personas de la comunidad de trastornos hemorrágicos que tienen dolor crónico suelen tener afecciones médicas a largo plazo causadas por la hemofilia, como sinovitis o artritis, que causan inflamación crónica de las articulaciones.
Tratamiento del dolor
A menudo, el dolor agudo causado por hematomas que vienen con las hemorragias se puede tratar con el método R.I.C.E., que son las siglas en inglés de reposo, hielo, compresión y elevación. Este método se utiliza para tratar torceduras, esguinces y golpes porque reduce la hemorragia y el dolor. Otra opción son los analgésicos. Pero, antes de ir a buscar un medicamento de venta libre, consulte a su médico porque algunos medicamentos, como los antiinflamatorios no esteroides (ibuprofeno y aspirina), pueden ser perjudiciales para las personas con hemofilia. El paracetamol, como el Tylenol, es un analgésico seguro recomendado para las personas con hemofilia.
Para el dolor crónico, es fundamental hacer fisioterapia y ejercicio. Entre los ejercicios seguros para los miembros de la comunidad de trastornos hemorrágicos, se pueden incluir ejercicios de elongación, entrenamiento de fuerza (como ejercicios isométricos), natación, yoga y ciclismo.
El dolor crónico también tiene un aspecto psicológico y consultar a un psicólogo puede ser beneficioso. El dolor crónico causa depresión, ansiedad, insomnio y desesperanza, los cuales pueden exacerbar el dolor. Entre los mecanismos de afrontamiento, se puede incluir aprender técnicas de relajación, desafiar sus pensamientos negativos sobre el dolor y buscar modos de distraerse.
Cuándo consultar a un proveedor
Los dolores menores de vez en cuando no suelen requerir una visita médica, pero, cuando el dolor se vuelve lo suficientemente intenso y persistente, es mejor informarlo a un profesional de atención médica. Pero, ¿cuál es ese nivel de dolor? Evaluar la intensidad del dolor puede ser engañoso porque no hay una manera estandarizada de hacerlo.
Sin embargo, existen escalas de evaluación del dolor y la Fundación Nacional de Hemofilia tiene recursos que ayudan a monitorear el dolor a diario. Si el dolor está en una posición alta en una escala del 1 al 10, es probable que deba consultar a su proveedor.