Envejecer, con frecuencia, significa hacerse más vulnerable a ciertas condiciones médicas como la artritis, las enfermedades cardíacas, la diabetes y la hipertensión. Tener hemofilia, en especial con un inhibidor, puede hacer que sea más desafiante tratar tanto la hemofilia como las condiciones relacionadas con la edad.
Aunque los medicamentos y tratamientos nuevos han mejorado la expectativa y la calidad de vida para muchas personas que tienen un inhibidor, Rebecca Kruse-Jarres, MD, MPH, hematóloga y Directora de Medicina del Centro Washington para trastornos hemorrágicos en Seattle, afirma que se tienen que realizar más investigaciones para concebir lineamientos con base en la evidencia sobre cómo tratar a los pacientes mayores que tengan un inhibidor y otras enfermedades relacionadas con la edad.
“Las personas con hemofilia corren el riesgo de desarrollar las mismas enfermedades relacionadas con la edad que el resto de la población”, dice Kruse-Jarres. “El desafío de tratar pacientes con un inhibidor es que tenemos que determinar cómo manejar su condición individual, mientras también aseguramos que no tienen complicaciones hemorrágicas”.
Algunas de las condiciones relacionadas con la edad que pueden representar un desafío particular para las personas con un inhibidor son:
Fibrilación atrial (FA), enfermedad cardíaca y cáncer
Debido a que el número de adultos que desarrollan FA, un ritmo cardíaco anormal, aumenta con la edad, Kruse-Jarres señala que no es común tratar a los pacientes que tengan tanto FA como un inhibidor.
“Uno de los tratamientos para la FA es la aspirina o un anticoagulante, ya que la FA puede aumentar el riesgo de que una persona sufra un accidente cerebrovascular”, dice Kruse-Jarres. “Pero para los pacientes con un trastorno hemorrágico y un inhibidor, es importante evaluar tanto el riesgo de coágulos (accidente cerebrovascular) como el riesgo de hemorragia”.
“En un paciente hemofílico con FA, podemos comparar la frecuencia y la severidad de su riesgo hemorrágico si el tomar una dosis baja de aspirina o anticoagulante bajaría significativamente su riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular”, señala Kruse-Jarres. “Como hematólogos, trabajamos de cerca con el cardiólogo del paciente u otro especialista para concebir un plan de cuidado que podría incluir también una cirugía realizada con las precauciones adecuadas”.
Los anticoagulantes también se utilizan en pacientes con riesgo de ataque cardíaco y para prevenir coágulos sanguíneos en pacientes con cáncer. Kruse-Jarres dice que el beneficio de recetárselos al paciente con un inhibidor puede superar al riesgo de no tratar la condición.
Fracturas de huesos
A medida que las personas envejecen, sus posibilidades de sufrir de osteoporosis y de fracturas de los huesos aumentan. Kruse-Jarres señala que un estudio demostró que las caídas son más comunes en los pacientes con hemofilia que en la población general.
“Es importante prevenir las caídas”, agrega Kruse-Jarres. “El entrenamiento para el equilibrio en forma de clases de ejercicios, tai chi o yoga puede ayudar a prevenir las caídas que podrían causar fracturas. Algunas de estas fracturas necesitan cirugías, lo que conlleva un riesgo más alto de hemorragia e infección para los pacientes hemofílicos”.
Para reducir el riesgo de desarrollar condiciones de salud tales como enfermedades cardíacas, cáncer y huesos delgados en su vida futura, Kruse-Jarres también recomienda a sus pacientes seguir una dieta saludable.