Los pocos que no lo conocían bien habrían calificado a Barry Haarde como deprimido. El residente del área de Houston de 52 años, que tenía hemofilia y era VIH positivo, era un “hermano de sangre” incansable que recaudaba dinero y generaba conciencia a través de una serie de paseos en bicicleta a campo traviesa. Anteriormente, estuvo en la junta directiva de la delegación de Lone Star de la Fundación Nacional de Hemofilia.
Pero en febrero de 2018, Haarde se suicidó. “Estremeció a nuestra comunidad”, dijo Debbie De la Riva, consejera licenciada y exdirectora ejecutiva de la delegación de Lone Star. “No podíamos creer que alguien tan heroico sufriera tanto dolor”.
Haarde no era el único hombre de mediana edad o mayor con un trastorno hemorrágico que también se enfrenta, dolorosamente y en silencio, a la depresión o los pensamientos suicidas. Las investigaciones muestran que la depresión es un problema importante para las personas con trastornos hemorrágicos, especialmente entre las personas que han sufrido la enfermedad durante muchos años.
¿Por qué los hombres mayores?
Hay una buena razón por la que más hombres mayores con trastornos hemorrágicos sufren de depresión que sus contrapartes más jóvenes, dice Dana Francis, Magíster en Trabajo Social (Master of Social Work, MSW), trabajadora social en el programa de hemofilia para adultos del Centro Médico de la Universidad de California en San Francisco. “Ya que el tratamiento para la hemofilia ha mejorado mucho en los últimos 30 años, los hombres mayores, que pudiesen haber perdido los beneficios de esos tratamientos, están a menudo en peor forma física”, dijo. Los efectos a largo plazo de la hemofilia, principalmente el dolor articular crónico y otros tipos de dolor, pueden ser la base para la depresión, dice Francis.
Además, muchos hombres mayores contrajeron VIH o la hepatitis C en su juventud. Si bien estas condiciones ahora se pueden manejar de manera efectiva (en el caso del VIH) e incluso curarse (la hepatitis C), el estigma de estas enfermedades sigue a los hombres que pudieran haberlas desarrollado. Para algunos, su condición, o condiciones múltiples, hizo que se alejaran de las relaciones, tanto románticas como de otros tipos. El resultado: aislamiento emocional y físico.
La hermana de Haarde, Emily Cobb, dice que el dolor físico de su hermano lo había afectado. “Tenía una neuropatía severa en los pies y era tan grave que apenas podía caminar. Había dejado de andar en bicicleta meses antes”, dijo Cobb. Hoy, ella espera que la historia de Barry ayude a llamar la atención sobre el problema de la depresión en la comunidad con trastornos hemorrágicos.
Combatir la depresión
De la Riva tiene algunos consejos para los seres queridos de los hombres que pudieran estar deprimidos: Edúquese a sí mismo. “Tomé un curso de ‘Primeros auxilios para la salud mental’, que enseña a las personas a cómo reconocer la depresión y las señales de un posible suicidio”, dijo. De la Riva insta a las personas en la comunidad con trastornos hemorrágicos a tomar este curso o alguno similar. “Las investigaciones muestran que un sistema de apoyo sólido es crucial para la recuperación de la depresión”, dijo.
En cuanto a los propios hombres, Francis promueve la conexión: “Intente relacionarse más con otras personas. Únase a un club o asista a una reunión de un grupo de apoyo”. O revitalice las amistades y conexiones que ya tenga. Considere hacer voluntariado. “El salirse de su propia cabeza y ayudar a otros puede ser un gran impulso”, dijo Francis.
Además, discuta con su médico si un medicamento antidepresivo podría ser útil y seguro. A pesar de algunas advertencias sobre la actividad antiplaquetaria con inhibidores selectivos de recaptación de serotonina (Selective Serotonin Reuptake Inhibitors, SSRI), la mayoría de los antidepresivos, incluidos los SSRI, se pueden tomar de forma segura, según dice el Dr. Craig M. Kessler, hematólogo y director del laboratorio de coagulación de la Universidad de Georgetown. Dicho esto, algunos tipos de medicamentos antidepresivos pueden tener interacciones con medicamentos antirretrovirales para el VIH. Para esos pacientes, Kessler sugiere consultar con un psiquiatra o médico de atención primaria sobre las alternativas para los SSRI.
Si su médico de atención primaria o un psiquiatra le recetan medicamentos, asegúrese de que controlen su respuesta al medicamento y su efecto sobre sus síntomas, según dijo Laurel Pennick, Magíster en Ciencias de Trabajo Social (Master of Science in Social Work, MSSW), Licenciado Clínico en Trabajo Social (Licensed Clinical Social Worker, LCSW), una trabajadora social del Centro de Trombosis y Hemofilia de Arizona, en Tucson. “Los médicos de atención primaria les prescriben antidepresivos a muchos pacientes, pero, una vez que el paciente recibe el medicamento, nadie lo vigila para ver si funciona o no”, dijo Pennick. “Un profesional de la salud mental puede notar cambios en el comportamiento y remitir al paciente de vuelta con su médico para que lo reevalúe, de ser necesario”. Se ha demostrado que una combinación de medicación y asesoría o terapia de conversación es la más efectiva, dijo Pennick.
“El suicidio se puede prevenir”, dijo De la Riva, y el estar atento a las señales de advertencia, como la falta de interés en las actividades que la persona normalmente disfruta, es importante para que todos estén alertas.
Más información:
• Para obtener detalles sobre los cursos de “Primeros auxilios para la salud mental” y encontrar uno cerca de usted: mentalhealthfirstaid.org
• Si usted o alguien que conoce está pensando en suicidarse, llame a la Línea Nacional para la Prevención del Suicidio al: 800.273.8255
Conozca las señales de advertencia
Los síntomas de depresión pueden variar, pero no deben ignorarse las siguientes pistas comunes. Si usted o un ser querido experimentan estos síntomas, hable con un médico.
• Comer en exceso o no comer lo suficiente
• Dormir todo el tiempo o no lo suficiente
• Falta de preocupación por la apariencia personal o el entorno
• Experimentar una falta general de interés por la vida
• Aislarse emocional o físicamente
• Sentirse cansado todo el tiempo