Si está indeciso sobre decirle a un nuevo amigo sobre su trastorno hemorrágico, no se preocupe, no está solo. Es normal estar preocupado sobre lo que sus amigos puedan pensar. Usted podría preguntarse: ¿Me tratarán diferente? ¿Les seguiré agradando? ¿Me sentiré extravagante?
Es su decisión, decir algo sobre tener un trastorno hemorrágico. Si lo discute con sus amigos, puede sorprenderse sobre lo bien que pueden responder ante la noticia. Cuando ellos entiendan por qué usted tiene que hacer ciertas cosas para mantenerse tan saludable como pueda, ellos pueden alentarlo y apoyarlo.
Hablar con sus amigos sobre su trastorno hemorrágico puede ponerlo nervioso, pero hay ciertas cosas que puede hacer para que sea más sencillo.
Cuatro cosas que puede hacer para hablar con sus amigos sobre su trastorno hemorrágico
Elija un buen momento
Un amigo podría querer hacerle preguntas, así que decirle cuando está a punto de tomar el turno al bate en béisbol probablemente no será un buen momento. Intente hablar cuando tenga más tiempo, como durante un almuerzo o mientras comparten después de la escuela o el fin de semana.
Explique que sus amigos no tienen porque preocuparse por usted
Al enterarse de que padece un trastorno hemorrágico, sus amigos puede pensar que usted está enfermo y que no debería hacer actividades que usualmente hacen juntos. Usted puede decirles que toma un medicamento especial para mantenerse saludable y que aunque tiene que ser cuidadoso, usted es el mismo amigo que siempre ha sido.
Sea simple
No hay necesidad de explicar cómo se hacen las transfusiones o qué pasa cuando se corta. Al principio, usted puede decirles simplemente que su trastorno hemorrágico significa que su sangre actúa diferente a la de ellos y que necesita inyecciones para evitar que su cuerpo sangre mucho.
Obtenga ayuda de su equipo
Si usted no está seguro sobre qué decir, puede intentar hablar con sus padres primero. Usted puede practicar con un hermano o miembro del personal en su centro de tratamiento de la hemofilia para ver cómo puede desarrollarse la conversación. Otros niños que usted conozca y que padezcan trastornos hemorrágicos pueden proporcionar buenos consejos.
Prepárese para las preguntas
Algunos amigos pueden ser curiosos. Pueden preguntarle cosas como “¿cómo te dio eso?” y “¿es contagioso?” Ellos lo verán como el experto sobre su trastorno hemorrágico, pero puede decidir cuánto quiere responder.
No olvide que nadie es perfecto. Algunas veces puede sentirse como que padecer un trastorno hemorrágico puede hacerlo “anormal” pero todo el mundo tiene algo con lo que lidia. Algunos niños necesitan usar anteojos. Algunos niños necesitan usar prótesis auditivas. Algunos niños tienen alergias alimentarias y no pueden comer ciertos alimentos. Usted puede descubrir que cuando les diga a sus amigos sobre su trastorno hemorrágico, compartan algo que usted no sabía sobre ellos.