Si bien el cáncer es un enemigo poderoso, es posible vencer ciertos tipos. Uno de ellos es el cáncer cervical. Según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (US Centers for Disease Control and Prevention o CDC), es posible prevenir 93% de los nuevos tipos de cáncer cervical con pruebas rutinarias y vacunas. El informe Vital Signs de noviembre del 2014 del CDC indicó que 8 millones de mujeres entre los 21-65 años no se habían hecho la prueba en el periodo de cinco años que concluyó en el 2012. Más de 70% de ellas tenían seguro médico y médico de cabecera. Ya que todos los años se diagnostican aproximadamente 10,000 casos nuevos de cáncer cervical en los Estados Unidos, es hora de hacer algo al respecto.
Si no está seguro de lo que es el cáncer cervical o cómo se contagia, siga leyendo. Si viene al caso, haga una cita con su obstetra-ginecólogo para determinar si debe hacerse la prueba de despistaje, someterse a más exámenes o recibir tratamiento.
La conexión entre el virus y el cáncer
El cuello uterino o la cerviz es la parte baja del útero, que lo conecta a la vagina. El cáncer cervical surge de una infección con el virus de papiloma humano (VPH). El VPH pertenece a una familia de más de 100 virus, de los cuales, una docena pueden causar papilomas o verrugas en el área genital.
El VPH se contagia por contacto con la piel de una persona infectada durante las relaciones sexuales, típicamente, sexo vaginal, oral o anal. El CDC calcula que ¾ de los adultos que han tenido relaciones sexuales se infectarán con el VPH en algún momento en la vida. En la mayoría de los casos, el sistema inmunitario destruye el VPH y no hay efectos duraderos.
Después de la infección, las células de la cerviz no se vuelven cancerosas repentinamente. En vez, se producen cambios lentamente, con frecuencia, con el transcurso de los años. Es más, las células precancerosas pueden volver a ser células cervicales normales.
Sin embargo, la Sociedad del Cáncer de Estados Unidos (American Cancer Society o ACS) indica que ciertos genotipos del VPH presentan un alto riesgo y causan infección crónica en aproximadamente 10% de las mujeres infectadas. Dos genotipos causan casi 70% de todos los casos de cáncer cervical: el VPH 16 y 18.
Si tiene una infección crónica, el VPH penetra las células cervicales más profundas. Las células que se desprenden pueden trasladarse por el torrente sanguíneo o linfa a otros puntos, como los pulmones, el hígado o los huesos. En esos puntos distantes, es posible que se infecten más células y tejidos, y que se produzcan tumores.
Quiénes corren peligro
Entre los factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que una infección con el VPH se vuelva cancerosa están:
- historia familiar
- fumar cigarrillos
- tener sobrepeso
- usar anticonceptivos orales durante mucho tiempo
- tomar medicamentos inmunosupresores
Las mujeres sexualmente activas que son menores de 30 y han tenido muchas parejas también tienen mayor riesgo de cáncer cervical.
La relación entre fumar y el cáncer cervical se encuentra en las sustancias químicas del tabaco, según ACS. Cuando se inhala una bocanada de humo, los pulmones absorben las sustancias, que luego se trasportan por la sangre a otras partes del cuerpo. Estas sustancias dañan las células de manera directa o indirecta. Se piensa que los derivados del tabaco, que se encuentran en el moco cervical de las fumadoras, dañan el ADN de estas células. Otra posibilidad es que los sistemas inmunitarios de los fumadores tienen menor capacidad de combatir la infección con el VPH.
Síntomas, si hay alguno
El problema con el cáncer cervical es que en las etapas iniciales no hay síntomas. Después de que el VPH contagia otros tejidos, es posible que usted tenga:
- sangrado vaginal o descenso anormal después del coito, entre periodos o durante la menopausia
- menorragia (periodos más largos y abundantes)
- dolor durante el coito
- dolor pélvico
Pruebas
La prueba de Papanicolaou puede detectar cambios precancerosos en las células cervicales y la presencia del VPH. Su obstetra-ginecólogo puede usar un instrumento para raspar células del recubrimiento de la cerviz. Ver las células con un microscopio puede ayudar al médico a detectar cambios.
Si tiene un trastorno hemorrágico, pregúntele a un enfermero en su centro de tratamiento de hemofilia si necesita algún tipo de profilaxis antes de hacerse la prueba de Papanicolaou. (Lea “An Ounce of Prevention,” HemAware, 2012).
Prevención, protección
El objetivo de generar consciencia sobre el cáncer cervical es prevenir las infecciones. El CDC ahora recomienda que las muchachas se vacunen contra el VPH a los 11 o 12 años, antes de que sea factible de que queden expuestas al virus. Gardasil® de Merck protege de los genotipos 6 y 11 del VPH (las causas más frecuentes de verrugas genitales), y los genotipos 16 y 18. Ayuda a prevenir el cáncer cervical, del ano, vagina y vulva, y las verrugas genitales. Cervarix® de GlaxoSmithKline, para niñas y jóvenes de 9-25 años, ayuda a prevenir el cáncer cervical causado por los genotipos 16 y 18 del VPH.
Ambas vacunas se ponen en series de tres inyecciones durante un periodo de seis meses. La ACS advierte ninguna vacuna contra el VPH ofrece protección total contra todos los genotipos que pueden causar el cáncer cervical. De todos modos debe hacerse pruebas después de vacunarse.
En abril del 2014, la Dirección de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (US Food and Drug Administration o FDA) aprobó el uso de la prueba del VPH de cobas® para detectar cáncer cervical primario en mujeres mayores de 24. Identifica 14 genotipos del VPH, entre ellos el 16 y 18. (Lea “New Approval for HPV Test,” HemAware, 2014).
Cuando programe su próxima cita con el obstetra-ginecólogo, escríbase una nota que le recuerde hacerse la prueba del VPH. Si se detecta el cáncer a tiempo, es posible vencerlo.