Fuerza interna biónica para ser el principal defensor de su hijo.
Precisión sobrenatural para acceder a venas diminutas para infundir el factor de su hijo.
Impresionantes nervios de acero para mantener la calma cuando está infundiendo a su hijo.
Habilidades multitareas hercúleas para hacer malabares con todos sus pendientes, desde hacer citas en el centro de tratamiento de hemofilia hasta llenar reclamaciones de seguro y reunirse con maestros y enfermeros escolares.
Habilidades de vigilancia mejoradas para identificar inmediatamente una actividad potencialmente peligrosa e intervenir con rapidez antes de que ocurra un accidente.
Percepción extrasensorial al reconocer cuando algo anda mal y su hijo puede estar en riesgo de una hemorragia grave.
Resistencia asombrosa para afrontar las tensiones cotidianas de criar a un niño con un trastorno hemorrágico y mantenerse positivo y esperanzado por el futuro de su hijo.