Los temas de salud mental son un problema generalizado en nuestra sociedad. Más de 1 de cada 5 adultos en los EE. UU. tiene alguna enfermedad mental, como ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático.
Sin embargo, entre las personas con afecciones crónicas, los porcentajes de enfermedades mentales son aún mayores.
“El impacto de las enfermedades crónicas en la salud mental sigue siendo una preocupación importante en el campo de la salud pública”, escriben los autores de un estudio de 2023 publicado en Mental Health & Prevention. “En diversos estudios se ha demostrado que existe una relación bidireccional entre las enfermedades crónicas y las afecciones de salud mental, donde una afecta a la otra”.
Más allá de la carga de lidiar con una enfermedad crónica, hay ciertos factores del estilo de vida que pueden afectar de forma negativa la salud mental. Siga leyendo para conocer esos factores y obtener consejos para enfrentarlos.
1. Dificultad para dormir
Dormir es clave para la salud física, ya que permite que el cuerpo se recupere y fortalece el sistema inmunitario. El sueño también es fundamental para la salud mental.
“Dormir bien permite regular el estado de ánimo, reduce el estrés y la ansiedad, mantiene el funcionamiento cognitivo, mejora el bienestar en general y favorece un desempeño óptimo”, explica la Fundación Nacional del Sueño. “Por el contrario, una calidad de sueño deficiente suele estar relacionada con un estado de ánimo negativo, mayor reactividad emocional y dificultad para regular las emociones”.
Estos son algunos consejos para dormir mejor:
- Expóngase a la luz solar durante el día, pero no cerca de la hora de dormir. Esto regula el ciclo natural de sueño y vigilia.
- Evite la tecnología antes de irse a dormir, ya que estos dispositivos pueden estimular el cerebro. ¿Necesita relajarse? Lea un libro.
- Deje de beber bebidas con cafeína a última hora del día, en especial, si tiene sensibilidad ante ese estimulante.
- Puede implementar la terapia cognitivo conductual para el insomnio (CBT-I), que permite identificar la causa del insomnio. Hable con su proveedor sobre la CBT-I.
Si el dolor por las hemorragias o por la artritis no le permite dormir bien, hable con un profesional.
2. Consumo de alcohol
Puede beber algo para celebrar una ocasión especial o para relajarse después de un largo día. Sin embargo, hay algunas cuestiones sobre el alcohol que debería saber.
Las personas con trastornos hemorrágicos deben tener en cuenta de qué manera el alcohol puede afectarlas físicamente. Actúa como un anticoagulante, que aumenta los riesgos de hemorragias. Además, el alcohol puede tener consecuencias peligrosas si toma ciertos medicamentos.
Respecto de la salud mental: “El alcohol afecta la parte de su cerebro que controla la inhibición, por lo tanto, es posible que sienta relajación, menos ansiedad y más confianza después de tomar un trago”, afirma la Fundación de Salud Mental del Reino Unido. “Pero estos efectos desaparecen rápidamente. Los cambios químicos en el cerebro pronto pueden dar lugar a sentimientos negativos, como enojo, depresión o ansiedad, independientemente de su estado de ánimo”.
Estos son algunos consejos para controlar el consumo de alcohol:
- Tenga cuidado con la cantidad que bebe. Limite el consumo a dos bebidas al día en el caso de los hombres y a una bebida al día en el caso de las mujeres.
- Coma algo, ya que esto permitirá absorber mejor el alcohol.
- Cuéntele a alguna persona que esté con usted acerca de su trastorno hemorrágico para que pueda ayudar en caso de un accidente.
- Absténgase si toma medicamentos que no puedan interactuar con alcohol o si la bebida se vuelve un problema. Si necesita, busque ayuda.
3. Problemas de alimentación
¿Alguna vez sintió flojera después de comer un plato de pollo frito con papas o se sintió con más energía después de comer salmón con judías verdes y arroz integral? Aunque no lo crea, el estómago está muy conectado con la salud mental.
La Sociedad Estadounidense de Nutrición señala una variedad de investigaciones sobre el impacto positivo de la alimentación saludable en la salud mental. “Una dieta saludable ofrece más vitaminas y minerales, grasas saludables y fibras de frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos y semillas, lo que reduce la inflamación y modifica los neurotransmisores para que reduzcan los síntomas de depresión”, explica la organización.
Estos son algunos consejos para lograr una dieta saludable:
- Coma gran cantidad de frutas y verduras, que están repletas de vitaminas, minerales y fibra.
- Coma más cereales integrales, como avena, cebada, trigo integral, semillas de lino, salvado, arroz integral y pastas.
- Elija carnes magras, aves y pescado. Además, de vez en cuando, consuma algunas comidas sin carne e incorpore frijoles, frutos secos y semillas.
- Reduzca el consumo de grasas, como manteca, margarina, grasa de origen vegetal y grasa de cerdo. En cambio, priorice el aceite de oliva y de canola.
4. Dependencia de la tecnología
Las computadoras, los teléfonos inteligentes y los televisores con acceso a streaming nos ofrecen entretenimiento y conectividad casi ilimitados. Sin embargo, los investigadores se preguntan si es posible que todo eso esté causando nuestra infelicidad.
Aunque los medios sociales y el uso del celular suelen mencionarse como ejemplos dañinos para las enfermedades mentales, el problema de la tecnología va mucho más allá, escribe Sophie H. Janicke-Bowles, Ph.D., en Psychology Today. El aumento en la automatización nos aleja de la interacción humana (piense en la fila de cajas del supermercado), la tecnología crea un ritmo de vida más rápido con menos tiempo de inactividad (menos tiempo para dejar divagar la mente) y realizar múltiples tareas a la vez empaña el equilibrio entre la vida personal y la laboral (lo que genera agotamiento).
Esfuércese para lograr un uso saludable de la tecnología:
- Controle cuánto usa la tecnología (muchos dispositivos tienen herramientas incorporadas para esto) y defina límites de tiempo en pantalla si fuera necesario.
- Controle las notificaciones en su teléfono para eliminar las distracciones y poder enforcarse.
- Programe horarios sin tecnología durante la semana o cree espacios sin tecnología dentro de la casa.
- Avise a las personas que es posible que no responda los mensajes de texto o correos electrónicos de inmediato, y establezca expectativas respecto de los tiempos de respuesta.
5. Falta de actividad física
La actividad física regular es buena para la mente. Cuando hace ejercicio, su cuerpo libera químicos que reducen la sensación de estrés y ansiedad, y mejoran el estado de ánimo y la autoestima.
Cuando no hace ejercicio, hay problemas: En un estudio longitudinal, los investigadores descubrieron que los participantes con menores niveles de actividad física tenían un 98 % más de probabilidades de depresión y un 60 % más de probabilidades de desarrollar ansiedad en comparación con aquellas personas que informaron tener un buen nivel de aptitud física.
Para hacer más actividad física:
- Comprenda cuáles son sus limitaciones debido a su trastorno hemorrágico. Consulte con su proveedor si tiene dudas.
- Empiece despacio y vaya aumentando con el tiempo. Intente lograr 150 minutos de actividad de intensidad moderada por semana.
- Busque ejercicios de bajo impacto, como natación, que son más suaves para las articulaciones.
- No es necesario tener que ir al gimnasio, use la creatividad para ejercitar y sume más actividad a su rutina diaria.