En muchas partes del país, el cambio de hojas y el descenso de las temperaturas del invierno anuncian una época de alegría, llena de capas de ropa, bebidas calientes, emocionantes actividades invernales y preciadas tradiciones familiares.
Sin embargo, para millones de personas, esta estación no es nada de eso. Los meses más oscuros y fríos pueden provocar una falta de motivación y una sensación de desesperanza. Aproximadamente 1 de cada 20 personas padece trastorno afectivo estacional (SAD, por sus siglas en inglés), una forma de depresión que se produce durante el invierno y mejora el resto del año. Con menos frecuencia, la depresión estacional puede aparecer durante el verano.
“Algunas personas se van al trabajo de noche y vuelven a su casa de noche. Esto puede afectar definitivamente su estado de ánimo y su forma de actuar a lo largo del día, y su predisposición para realizar tareas y cuidar de sí mismos”, dice Kelsee Heimbecker, MSW, trabajadora social del Centro de Tratamiento de la Hemofilia de Lehigh Valley Hospital de Bethlehem, Pensilvania.
El trastorno afectivo estacional, también llamado depresión estacional, puede alterar la vida diaria, y esto es especialmente problemático para las personas con trastornos hemorrágicos, quienes dependen de rutinas como tomar medicamentos para controlar su afección.
“La comunidad con trastornos hemorrágicos depende bastante de los horarios”, dice Heimbecker. “Por lo tanto, un cambio en el estado de ánimo debido a un cambio en la estación se traduce en la motivación para tomar los medicamentos y cumplir con los horarios”.
Síntomas del trastorno afectivo estacional
Es posible que tenga trastorno afectivo estacional si siente tristeza o depresión, fatiga, falta de interés en actividades que normalmente disfruta, come más y desea carbohidratos, duerme más, tiene poca energía, se siente inútil o piensa en la muerte o el suicidio.
“Preste atención a las ADL (actividades de la vida diaria)”, dice Heimbecker. “¿No se ducha? ¿No se lava los dientes o no toma sus medicamentos ni come como solía hacerlo? ¿Tiene cambios en los patrones de sueño? ¿Simplemente se siente mal? ¿Tiene poca energía o pasa el tiempo en el sofá? ¿Siente decaimiento o desesperanza? ¿Se está aislando?
El SAD se puede diagnosticar después de haber tenido síntomas durante la misma estación dos años consecutivos. Como cualquier síntoma de depresión, lo mejor es consultar a un médico, quien puede recomendarle tratamientos que ayuden, incluidos medicamentos como antidepresivos.
Heimbecker dice que no es necesario ver a un psiquiatra para el SAD. También explica que las citas virtuales facilitan el acceso a un profesional de atención médica.
“Muchos proveedores pueden ayudar: proveedores de atención primaria, médicos de familia, ginecólogos/obstetras”, dice. “Simplemente hace falta dar el primer paso de hablar con alguien sobre el tema y decir en voz alta que necesita ayuda. No hay nada de qué avergonzarse”.
Debe informarle a su proveedor sobre su trastorno hemorrágico para que el plan de tratamiento se pueda adaptar a su afección.
Tratamientos domiciliarios para el trastorno afectivo estacional
Además de ver a un médico, las modificaciones del estilo de vida pueden ayudar si tiene síntomas de trastorno afectivo estacional. La Asociación Estadounidense de Psicología recomienda lo siguiente:
Expóngase más a la luz del sol. Trate de salir o sentarse en una ventana abierta lo más que pueda durante el día. Salir a caminar puede darle los beneficios adicionales de hacer ejercicio.
Coma de manera saludable. Cuando se tiene el trastorno afectivo estacional, el cuerpo pide alimentos reconfortantes llenos de calorías. En lugar de eso, busque comidas y refrigerios sabrosos y bajos en calorías que pueda preparar en casa para controlar los ingredientes.
Conéctese con amigos y familiares. Durante el invierno, es fácil quedarse en casa y aislarse. Sin embargo, las investigaciones demuestran que estar con otras personas puede levantarle el ánimo. Trate de contactarse con amigos para tener conversaciones animadas o actividades agradables.
“Pero asegúrese de que su círculo social tenga personas que lo entienden y comprenden lo que está atravesando física y mentalmente”, agrega Heimbecker.
Realice actividad física. Levantarse y moverse puede levantarle el ánimo, y la actividad física es buena para el cuerpo también. Podría ofrecerse como voluntario en un lugar que incluya actividad física, unirse a un club de caminatas por centros comerciales o ir a bailar.
Heimbecker también recomienda ponerse límites para evitar abrumarse con demasiadas obligaciones.
“No hace falta decir que sí a todo. No hace falta ir de un lado al otro para todos”, dice. “La comunidad de personas con trastornos hemorrágicos tiene los mismos factores estresantes que todos los demás y, además, quizás vivan con dolor todos los días, estén deprimidos todos los días y tengan ansiedad todos los días. Los límites son fundamentales en el autocuidado”.
Si piensa en hacerse daño a usted mismo o a otras personas, llame, envíe un mensaje de texto o chatee a la línea 988 de prevención del suicidio y crisis.