Los vínculos entre la salud mental y los inhibidores son complejos y están entrecruzados. El tratamiento de las hemorragias es más complicado cuando una persona tiene un inhibidor, y estas hemorragias son más difíciles de controlar, explica Sue du Treil, PhD, Trabajadora Social Clínica Autorizada, (Licensed Clinical Social Worker, LSCW), profesora adjunta jubilada de medicina clínica en la Tulane University School of Medicine (Escuela Universitaria de Medicina de Tulane) y trabajadora social jubilada del Louisiana Center for Bleeding and Clotting Disorders (Centro de Louisiana para Trastornos Hemorrágicos y de Coagulación) en Nueva Orleans.
Las hemorragias son, por supuesto, dolorosas en el momento. Con el tiempo, las hemorragias frecuentes pueden provocar artritis en las articulaciones, dolor crónico y pérdida de movilidad e independencia. Estos aspectos pueden disminuir la autoestima y aumentar la depresión.
Cuando los pacientes tienen baja autoestima, tienden a no seguir los planes de tratamiento, dice du Treil. “La autoestima tiene impacto sobre la habilidad de seguir un plan”, dice. Además, no seguir las recomendaciones de tratamiento puede tener graves consecuencias para las personas con inhibidores. “Si los pacientes con inhibidores no siguen el plan, la situación es mucho peor que para los pacientes que no tienen inhibidores y no lo hacen. La omisión de infusiones afecta la eficacia del tratamiento y aumenta el costo de una intervención que ya es muy costosa”.
Claramente, mantener o mejorar la salud emocional es vital para las personas con inhibidores. Afortunadamente, hay varias estrategias efectivas, dice Du Treil. “La autoestima se puede modificar”, resalta.
La Terapia Cognitiva Conductual (Cognitive Behavioral Therapy, CBT) es un método eficaz. En la CBT, la persona aprende a replantear los pensamientos negativos en una perspectiva más positiva. “Debido a que el pensamiento es lo que activa los sentimientos, literalmente cambian sus sentimientos”, dice du Treil.
Otra táctica para mejorar el bienestar emocional es la perspectiva de las fortalezas. “Creemos que las personas tienen fuerza interior. Que tienen recursos”, dice du Treil. Ella ha trabajado con muchos pacientes para identificar esas fortalezas, como la familia ampliada, los vínculos sociales y los recursos emocionales dentro de sí mismos, que pueden verse a través de los problemas psicológicos.
Otros han usado la meditación, la autohipnosis, la musicoterapia y la aromaterapia para controlar el dolor y otros problemas, dice Du Treil.
Añade que los padres y seres queridos de personas con inhibidores pueden ayudar a reforzar su autoestima al resaltar cuando hacen algo bien. Además, el uso de un contacto físico reflexivo, como un brazo en el hombro para mostrar apoyo, puede parecer pequeño, pero puede tener un gran impacto. “Le permite a alguien saber que es amado y que le importa lo que él o ella está haciendo”, dice du Treil.
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